Hace algunos años, cuando la tendencia de las oficinas abiertas irrumpió con fuerza en España se produjo un importante cambio de mentalidad a la hora de diseñar los espacios de trabajo. Una tendencia que no ha dejado de evolucionar y que no solamente influye en nuestra manera de ver el espacio físico, sino también en nuestra perspectiva de las necesidades de los empleados y de la sociedad actual. Conceptos como flexibilidad o bienestar se han convertido en elementos fundamentales para que la empresa mantenga una buena relación con sus trabajadores.
En la actualidad, los espacios de trabajo están pasando por una fase de revisión y ni las oficinas cerradas ni totalmente abiertas son una opción, sino que vamos hacia una personalización mucho mayor. Y es que no toda las soluciones son igualmente válidas para todos los tipos de empresas.
Las distintas modalidades y funciones que desempeñan los empleados tienen que plasmarse en distintos ambientes que cubran las necesidades de toda la plantilla, tanto a nivel individual como colectivo. Porque las salas abiertas son necesarias para favorecer el trabajo en equipo y las salas cerradas para realizar tareas que requieran de cierta privacidad. Así pues, lo importante es saber encontrar el equilibrio entre ambos conceptos para obtener como resultado espacios versátiles y personalizables que favorezcan la colaboración y la soacialización y, al mismo tiempo, a concentración y la intimidad.
Una tendencia que se ha visto favorecida considerablemente por la crisis del coronavirus. Los espacios abiertos en las empresas van a tener que ser repensados para hacerlos más seguros. Y es que hasta que llegue una vacuna o un medicamento eficaz, las únicas armas de la que disponemos para evitar los contagios del Covid-19 son las medidas de higiene y el distanciamiento social, lo que obviamente ha terminado por transformar los espacios de trabajo.
Los espacios abiertos que, hasta hace poco, estaban llenos de gente, ahora estarán ocupados por puestos de trabajo individuales que respeta la distancia mínima de seguridad. Las salas de conferencias y reuniones ahora limitan la cantidad de personas que pueden acceder a ellas al mismo tiempo o se han transformado en otro tipo de espacio operativo para las empresas.
Algunos expertos proponen instalar mamparas de metacrilato para separar las mesas de los trabajadores. Pero otros no ven clara esta propuesta porque consideran que da la sensación de estar dentro de cubículo y la gente no necesita salir de casa para trabajar en un lugar cerrado. Lo que quieren es interactuar con sus compañeros y trabajar en equipo. Estos últimos recomiendan abrir los espacios y eliminar las puertas que no sean necesarias, y redistribuir las áreas de trabajo.
Eso sí, esta última opción solamente es posible si se puede mantener una distancia de 2 metros entre los puestos de trabajo. De lo contrario, lo más recomendable es instalar mamparas divisorias que separen las mesas. Las mamparas protectoras e sobremesa son una forma sencilla de adaptar cualquier mobiliario existente con una barrera protectora, pues son muy fáciles de colocar. Además, son muy económicas. Gracias a ellas, podemos crear no sólo espacios de trabajo con un mayor nivel de privacidad, sino también establecer la distancia adecuada entre los trabajadores para prevenir los contagios. De este modo, los empleados pueden participar de una manera más intensa y concentrarse en el trabajo al mismo tiempo.
Una de las grandes ventajas es que podemos instalar mamparas de cristal si queremos favorecer la comunicación. Mientras que las mamparas translúcidas son la mejor opción para limita la vista y disfrutar de un mayor nivel de privacidad. Y las mamparas de policarbonato son magnificas para silenciar o amortiguar el ruido y evitar las distracciones generadas de conversaciones no deseadas.
Haga su consulta y nos pondremos en contacto lo antes posible. Puede solicitar asesoramiento online por videoconferencia si lo desea.