Espacios compartidos en la oficina: ¿seguridad o socialización?
Aunque estemos implementando con éxito algunas modalidades de teletrabajo y contemos con las videollamadas, lo cierto es que el trabajo presencial sigue jugando un importante papel a la hora de desarrollar nuevas ideas y encontrar soluciones a problemas complejos. Y es que los espacios de trabajo tradicionales están pensados precisamente para eso, para fomentar la creatividad, la innovación y la creatividad necesarias para que las empresas sean más eficientes y seguir creciendo.
La cuestión es que el Covid-19 ha acelerado la transición de las empresas españolas hacia el teletrabajo y muchos empleados se han dado cuenta de lo mucho que echan de menos la socialización y el trabajo en equipo con sus compañeros de trabajo. Por esta razón, no podemos eliminar de golpe esos espacios de colaboración y esta modalidad de trabajo. Eso sí, deben adaptarse para cumplir con los nuevos protocolos de higiene y seguridad derivados de la pandemia.
Los espacios compartidos tienen que cambiar para que puedan aplicarse las medidas de distancia social y de higiene necesarias para proporcionar a los trabajadores un espacio seguros que favorezcan la productividad y al mismo tiempo ayuden a evitar riesgos para que los trabajadores puedan sentirse a salvo. Así pues, la clave está en encontrar el equilibrio entre contar con espacios atractivos y la necesidad de seguridad. Pero además, los espacios compartidos deben funcionar mejor que nunca. Por eso hoy, en Espacios de Oficina, te tramos algunos consejos de diseño para lograrlo:
1. Cercanía
La cercanía y la densidad son dos conceptos estrechamente relacionados que plantean uno de los principales desafíos a la hora de distribuir los puestos de trabajo en las oficinas compartidas. La cercanía entre personas debe realizarse en base al distanciamiento físico apropiado. Y la cercanía con el mobiliario debe prestar atención a la densidad y a los espacios del entorno de un modo distinto.
2. Posturas
Fomentar la adopción de distintas posturas favorece el desarrollo de diferentes tipos de trabajo de una manera más eficiente y resulta más positivo para el bienestar y la salud de los empleados. Si proporcionamos distintos modelos de asiento se puede proporcionar mayor flexibilidad para aumentar o disminuir la distancia y permitir modificaciones en la distribución de los muebles en función de lo que necesitemos en cada momento.
3. Bienestar
El diseño influye considerablemente en el nivel de bienestar de los trabajadores de una oficina. El hecho de poder adoptar varias posturas favorece el trabajo en equipo, disminuyendo el estrés que afecta negativamente al grado de eficiencia. Diversos estudios han demostrado que estar en el exterior y tener acceso al aire puro no solamente es bueno para nuestro estado mental, sino que además es más seguro que los espacios interiores debido a la mayor circulación del aire.
4. Privacidad
La privacidad sigue siendo un factor clave para conseguir que las oficinas compartidas sean eficientes, ya que, a nivel psicológico, esto ayuda a dar sensación de seguridad y comodidad, y a que los empleados se sientan más libres a la hora de compartir sus ideas y mostrar sus resultados. En este sentido, añadir mamparas divisorias o biombos no solamente contribuye a reordenar los espacios, sino también a establecer límites para proteger a los trabajadores.
5. Cultura empresarial
La estética de las oficinas compartidas permite crear un espacio más corporativo, aplicando la cultura de la marca en los diferentes elementos decorativos. Esa conexión con la identidad supone u atractivo más para la plantilla. Mientras se sigue estudiando el grado de transmisión del virus en las distintas superficies, se está produciendo un nuevo enfoque sobre el grado de higiene de los tejidos y acabados que se ponen en los espacios compartidos.