No cabe duda de que los espacios y formas de trabajo tal y como los conocíamos hasta hace unos años están cambiando. En la actualidad, las oficinas se preocupan por adaptarse a los nuevos tiempos a través del impulso de metodologías de trabajo más ágiles y de las nuevas tecnologías. Todo ello con el objetivo de aumentar el nivel de bienestar de los trabajadores y, de esta forma, mejorar su eficiencia y productividad durante la jornada laboral.
Sin embargo, no podemos decir que haya un mismo modelo que funcione igual de bien para todas las empresas, sino que cada una de ellas debe encontrar el que mejor encaje con sus características y necesidades.
Por ejemplo, una de las empresas que más fama se ha ganado por la modernidad de sus instalaciones es Google, concretamente la sede con la que cuenta en San Francisco, donde podemos encontrar puffs en lugar de sillas, un tobogán que sirve de escalera y zonas recreativas donde los trabajadores pueden despejarse durante la jornada. Esto la ha convertido en uno de los mayores referentes del diseño de oficinas en todo el mundo. Espacios de trabajo inteligente y adaptados a las necesidades de la plantilla que favorecen el bienestar de los empleados y consiguen que sean más productivos.
Es evidente que, al menos en las grandes empresas, el modelo de oficina convencional es cosa del pasado y lo que se busca ahora son nuevas formas de trabajo que hagan más felices a los trabajadores. Lo cual no es extraño si pensamos que los diversos estudios de los últimos años han concluido que la productividad de los empleados puede mejorar hasta en un 36% cuando se realizan cambios digitales, culturales y espaciales adecuados dentro de las instalaciones de una empresa.
Además, también han demostrado que prácticamente la totalidad de los trabajadores se siente a gusto de contar con espacios adecuados para compartir conocimientos con sus compañeros. Pero además, también supone una gran ventaja para la empresa, ya que contribuye a mejorar la cultura corporativa y el compromiso del equipo con la misma.
Estas cifras parece que han empezado a calar y cada vez son más las compañías que se preocupan por el diseño de sus espacios para mejorar el grado de bienestar de sus empleados. Y todo apunta a que esta tendencia irá a más en la próxima década, sobre todo con la aparición de nuevos perfiles profesionales que requieren de una mayor inteligencia creativa y emocional.
Hace 10 años las oficinas empezaron a dejar atrás la gran cantidad de despachos con los que contaban para dar paso a las oficinas abiertas sin separaciones, pero este modelo de empresa no ha terminado de cuajar porque los espacios deben adaptarse a los trabajadores y permitirles la ejecución de cualquier actividad y no al contrario. Actualmente, vamos hacia un modelo de empresa distintos, basado en tres pilares fundamentales: personas, espacios y tecnologías. Dando lugar de esta forma a nuevos espacios para la colaboración, el aprendizaje, la sociabilización, la concentración y el descanso.
La idea es que cada empresa pueda encontrar su modelo de oficina perfecto en base a las necesidades de su equipo. Y es que, si los espacios no se diseñan bien, pueden conllevar graves inconvenientes que terminen por perjudicar a la productividad de la empresa. Es el caso, por ejemplo, de las oficinas abiertas en las que los trabajadores están expuestos constantemente al ruido. Pero además, no podemos dejarnos llevar por nuevos modelos que estén de moda solamente porque sean atractivos, sino que deben responder en todo momento al estilo de trabajo de la compañía.
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